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Testimonios de la Pista – Vol. 3: “El Suplente Oficial del Grupo de los Jueves”

Testimonios de la pista VOL3
Testimonios de la pista VOL3

Ya ni me caliento. Me llega el mensaje de turno a las 18:13 con el clásico “¿Puedes jugar hoy? Se ha caído Dani”, y yo ya estoy en el coche con las zapatillas puestas y un plátano en la guantera. Porque , soy ese. El suplente. El comodín. El que entra cuando alguien tiene gastroenteritis, reunión, cumpleaños o simplemente se le ha olvidado que juega.

No lo elegí. Fue la vida. O el grupo de WhatsApp, que viene a ser lo mismo.

Al principio me emocionaba: “Buah, qué guapo, juego con los buenos del club”. Luego entendí que jugaba con los que quedaban. Con el que lleva pala prestada, con el que vuelve de una lesión o con el que viene de empalme. Un zoológico táctico.

“Te aviso si falla alguien”

El drama no es el mensaje. El drama es el silencio cuando NO hay mensaje. Porque tú sabes que están jugando. Que han cuadrado cuatro y han hecho partidazo. Que incluso han probado un sitio nuevo y se han ido de cervezas. Lo sabes porque alguien sube una story. O porque uno se le escapa el “ayer en la pista nos partimos con el globo que tiró el Litus, jajaja”.

¿Dónde estaba yo? En mi casa, en calcetines, viendo repeticiones del WPT 2021. Olía el sudor del ghosting padelero.

Testimonios de la pista VOL. 3

Lo peor: cuando te llaman… y te rompen las bolas

Hay un momento aún más bajo. Cuando te toca jugar y encima te dicen: “¿Traes tú las bolas? Las que tenemos están muy blandas.”

Claro, cómo no. También os limpio los cristales si queréis. Ya puestos. Blando tienes lo que yo te diga, crack.

El suplemento mental

Ser el suplente eterno requiere una fortaleza emocional que ni Nadal en cinco sets. Tienes que saber estar. Sonreír cuando no te llaman. No preguntar demasiado. No parecer desesperado. Aunque lo estés.

Y lo peor, hacerlo bien cuando por fin te toca. Porque si la lías, encima refuerzas su teoría: “ves, si es que fulanito es más sólido…”

¿Y entonces, por qué no me salgo del grupo?

Porque a veces me toca. Y ese subidón… esa microdosis de autoestima… ese grito de “¡Bien, bien jugado!” al acabar un punto… Es droga dura.

Porque aunque me tengan en el banquillo virtual, yo sigo creyendo que algún día seré titular. Que alguien se lesione, que alguien se mude, que alguien decida dejar el pádel por el pickleball (los hay, eh).

Ese día, ahí estaré yo. Con bolas nuevas. Y con el plátano en la guantera, por si acaso.

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